Su objetivo principal es proteger los derechos de los consumidores, asegurando que los productos y servicios ofrecidos en el mercado cumplen con los estándares de calidad y seguridad establecidos. Entre sus funciones destacan:
Educación y divulgación: Promover la educación de los consumidores sobre sus derechos y responsabilidades.
Esto incluye la realización de campañas informativas y talleres educativos.
Supervisión y control: Vigilar que las empresas cumplan con las normativas de consumo vigentes, incluyendo las relativas a etiquetado, garantías y calidad de productos.
Atención y asistencia: Proporcionar asistencia a los consumidores que enfrentan problemas con productos o servicios, como mediaciones y resolución de reclamaciones.
Regulación y políticas: Desarrollar y aplicar políticas que promuevan un consumo justo y responsable, además de responder a las necesidades cambiantes de la sociedad en temas de consumo..