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El tóner y los cartuchos de tinta de la impresora forman parte de la lista de residuos especiales que, por la toxicidad de sus componentes, exigen poner mucho cuidado en su destino final.

Los lugares adecuados para depositar estos componentes son el Punto Limpio, comercios especializados en la venta de estos materiales, así como cubetos azules situados en espacios públicos como los ayuntamientos.

Salirse de esta guía de destinos finales para los tóners y los cartuchos de tinta se traduce en una irresponsabilidad con el medio ambiente, así como con la salud pública.

Entre otras razones, porque cuando no reciclamos estos residuos estamos liberando al medio ambiente sustancias como arsénico, plomo, carbono, hierro o aluminio.

Y el plástico utilizado en cada cartucho de tinta necesita nada menos que diez siglos para descomponerse.

Por otro lado, el reciclaje de estos materiales (se calcula que cada cartucho de tóner puede ser reutilizado tres veces) disminuye de forma exponencial la huella de carbono: esto es porque que se requieren casi cuatro litros de petróleo para producir el plástico de un solo cartucho de tóner.

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